Los ingenieros rusos intentan a la desesperada resolver el problema surgido en su sonda espacial interplanetaria Phobos-Grunt, que fue lanzada al espacio el martes por la noche con destino Marte y que se quedó atrapada en órbita terrestre al no encenderse los motores que debían ponerla en la trayectoria correcta. La sonda se quedó en una órbita elíptica que se aleja de la Tierra hasta 347 kilómetros y se acerca hasta 207 kilómetros.
Los responsables de control del artefacto, de casi 12 toneladas (incluido el combustible) tienen toda su esperanza puesta en la reprogramación de los sistemas de a bordo enviándoles las órdenes pertinentes para lograr el encendido de los motores, aunque reconocen que la situación es muy complicada. Y su plazo de actuación es corto: si no tienen éxito, la Phobos-Grunt podría tardar hasta un par de semanas en caer a la Tierra de nuevo, pero en tres días habrá descendido tanto como para que resultase imposible iniciar el viaje a Marte con el combustible que lleva.El lanzamiento se realizó sin problemas a las 21.16 (hora peninsular) a última hora del martes, con un cohete Zenit, desde la base de Baikonur (Kazajstán).
Diez minutos más tarde, la Phobos-Grunt se separó correctamente del cohete, quedándose en la órbita de 347 por 207 kilómetros, según informa Russianspaceweb.com. El plan era que desde esa órbita de aparcamiento temporal encendiera los motores (antes de cumplir la segunda vuelta completa al planeta) para situarse en una órbita más alta, de 250 por 4.170 kilómetros, a partir de la cual, con un segundo encendido unas dos horas después, tenía que iniciar su viaje a Marte alejándose de la Tierra. Estos dos primeros encendidos de la unidad de propulsión tenían que ser automáticos, preprogramados, y luego habría un tercero que se ordenaría a la sonda una vez determinadas con precisión sus coordenadas. Al final de estas maniobras, la Phobos-Grunt se habría desprendido de los depósitos de combustible consumido.Los dos primeros encendidos no se produjeron y las autoridades rusas guardaron silencio acerca del fallo durante toda la noche.
Sólo a primera hora de la mañana del miércoles reconocieron el problema. "Hemos tenido una noche difícil, no pudimos localizar la sonda durante mucho tiempo, pero ahora conocemos sus coordenadas", declaró Vladimir Popovnik, director de la agencia espacial rusa Roscosmos. Mientras tanto, según Russianspaceweb.com, una antena estadounidense captó las señales de la Phobos-Grunt en órbita, que estaría emitiendo en todas la frecuencias a la vez, lo que indicaría claramente que tenía problemas.Los expertos rusos, creen que en las primeras horas tras el lanzamiento, la sonda no logró orientarse debidamente y no habría desplegado sus paneles solares -además de no encender los motores- lo que suponía un riesgo añadido porque no se estarían cargando las baterías y el tiempo de actuación se reducía. Finalmente, las baterías empezaron a cargarse, según los responsables de control de la misión, lo que indica que se desplegaron los paneles.
Con ese escenario, los ingenieros contaban con tres días para recargar los programas informáticos en los ordenadores de a bordo para empezar a ejecutar debidamente la secuencia de órdenes, incluido el encendido de motores.La misión Phobos-Grunt, desarrollada por el instituto Lavochkin, es extremadamente arriesgada y se ha gestado en medio de incertidumbres, escaso presupuesto, retrasos y dificultades técnicas (incluido el cambio de cohete de un Soyuz a un Zenit debido al exceso de peso). El plan arrancó hace 15 años, a raíz de la pérdida de la sonda marciana Mars 96, en 1996, y retomando opciones de ingeniería de otras dos misiones anteriores que también se perdieron, la Phobos-1 y la Phobos-2, lanzadas al espacio en 1988.Sin una trayectoria de desarrollo paulatino de ingeniería, como está haciendo la NASA en la exploración de Marte desde aproximadamente las mismas fechas (EE UU ha lanzado a Marte, 10 artefactos y ha perdido dos desde 1996), Rusia se embarcó en un proyecto extremadamente complejo lleno de tecnologías nuevas o no suficientemente ensayadas en esa misión marciana, la primera en 15 años.Según el plan, la Phobos-Grunt tendría que llegar a Marte en octubre del año que viene y frenar, encendiendo su unidad principal de propulsión por última vez, para colocarse en una órbita muy elíptica del planeta rojo (800 por 80.000 kilómetros).
Después de soltar la pequeña sonda china que lleva para ponerse en órbita allí y tomar datos científicos, el cuerpo principal del vehículo ruso empezaría su aproximación a la luna Fobos, siguiendo una trayectoria en espiral. En ese tiempo, con los datos e imágenes enviados a la Tierra, se elegiría un lugar apropiado para el descenso. En febrero de 2013, comenzaría la maniobra de caída casi vertical al suelo de esa luna marciana, con la ayuda de un altímetro y un radar a bordo para hacer la aproximación. El módulo tendría que posarse (apretándose contra la superficie de Fobos, dado que la escasa gravedad allí no lo sujetaría) en un lugar plano, sin rocas y que permitiera una posición perfectamente horizontal del artefacto.
Además de tomar datos del lugar y enviar fotos, un par de brazos articulados recogerían muestras del suelo en el lugar y los meterían en una parte de la sonda que luego, soltándose unos muelles, despegaría de Fobos para dirigirse a la Tierra, mientras que el resto del artefacto se quedaría en aquella luna tomando datos. Al regresar a nuestro planeta, se desprendería una cápsula con las muestras que caería en la estepa de Kazajstan, en agosto de 2014. Sin sistemas activos de aterrizaje ni radioseñales, los expertos rusos tendrían que vigilar con radar y telescopios el vehículo para localizarlo en su caída a través de la atmósfera y recogerlo en el suelo.Pero todas esas complejas maniobras se habrán quedado en meros planes si la Phobos-Grunt no logra en los próximos días arrancar y alejarse de la Tierra en dirección a Marte.
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