Noviembre bien podría recordarse como el mes en que 'la guerra de la tablet' se puso interesante, porque Amazon y Barnes & Noble catapultaron dispositivos bastante competitivos en un mercado ávido y expectante. Para el Kindle Fire en particular, los medios y los consumidores se adhirieron a la idea de que por fin había llegado un rival para el iPad.
Para ser francos, cada tablet tiene sus pros y sus contras, pero calificar a alguna pizarra como la campeona reinante sería ignorar los matices de un creciente mercado que, según estimaciones de Gartner Research, podría generar cerca de 29,000 millones de dólares en ventas globales tan sólo este año. Obviamente, la iPad es muy buena en muchas cosas, el diseño del hardware, la interfaz de usuario, el ecosistema de aplicaciones. Colocó el listón para todo el mercado. Pero su precio de 499 dólares no parece tan atractivo como lo fue hace seis meses, y su pantalla de 10 pulgadas pudiera lucir desmesurada al lado del Kindle Fire y de la Nook Tablet: más pequeñas, más portables.
Las reseñas del Kindle Fire son heterogéneas, pero muchos coinciden en una cosa: es un dispositivo sólido por el dinero que cuesta. Hace casi todo lo que la iPad puede hacer por menos de la mitad del precio. Amazon podría vender hasta 5 millones de esos dispositivos esta temporada navideña, prevén los analistas, y lo que es más importante: su tablet ha triunfado donde otros han fracasado, elevando las expectativas de lo que una pizarra de 200 dólares puede hacer.
La tablet Nook, por otro lado, cuesta 50 dólares más que el Kindle Fire y no ofrece servicios de video y música de la casa (Amazon), pero tiene su atractivo como un dispositivo diseñado para la lectura con su porción de contenidos multimedia. La consultora Forrester predice que Barnes & Noble podría vender entre 1.5 y 2 millones de unidades en esta temporada navideña.
Como escribió recientemente MG Siegler, columnista de TechCrunch, el Kindle Fire es sólo el último ejemplo de que la gente ahora no se centra tanto en las especificaciones técnicas, sino en la experiencia de usuario. No importa tanto la larga lista de componentes que se enumeran en la caja, sino la rapidez y fluidez con la que funciona el dispositivo, la facilidad de uso y los servicios que ofrece. Después de todo, ¿a quién le importa si un smartphone esconde un procesador quad-core bajo su carcasa si la interfaz es lenta? Si vemos el Kindle Fire, e incluso la tablet Nook, a través de un prisma mucho más pragmático de ser 'suficientemente bueno' y asequible, inmediatamente se convierten en mejores propuestas de valor.
A medida que la industria de las tablets continúa su crecimiento (a una tasa promedio anual de 52% hasta 2015), hay que esperar que se diversifique, atendiendo a diferentes consumidores dispuestos a gastar cantidades de dinero muy distintas según las funciones que les interesen. Así, ese combate entre una tablet de 500 dólares y 10 pulgadas contra una tablet de 200 dólares y 7 pulgadas tal vez sea sólo el inicio.
En ese sentido, el mercado de las pizarras electrónicas puede ser muy similar al mercado automotriz. Pocos dirían una aberración como "un modelo único para todos". Quizás un auto ofrezca una conducción de primera, pero su capacidad de carga es insuficiente. Por esa misma razón, tal vez la idea de buscar una tablet que domine a todas es una tontería.
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