El crecimiento reciente de Android y su presencia en equipos de distintas marcas da lugar a preguntarse si el sistema operativo diseñado por Google no será el Windows de la industria celular. Pero difícilmente eso ocurra, debido principalmente a dos razones.
La primera es la experiencia. Fabricantes y operadores ya vieron lo que pasó con el dominio de Windows en el sector informático. La computadora se comoditizó a tal extremo que hoy no existen diferencias relevantes entre productos de uno u otro fabricante. A su vez, esto le quitó ritmo a la innovación, una variable clave para el negocio.
Hace bastante que las computadoras personales hacen básicamente lo mismo, pero más rápido. La segunda es que el modelo actual de los celulares es distinto al histórico de las PC. Cuando la carrera por la supremacía en sistemas operativos de PC tenía lugar, plataformas, aplicaciones y contenidos estaban muy interrelacionados. Un documento generado en un programa de un sistema operativo, por ejemplo Windows, no podía ser compartido fácilmente con alguien que tenía una Macintosh.
Aun dentro de una misma plataforma, cambiar de programa implicaba dificultades para acceder a los datos preexistentes. Así, los usuarios tendieron a utilizar todos lo mismo, en un modelo donde el ganador se quedaba con todo: exactamente lo que pasó con Microsoft, Windows y Office. Pero esto implicaba que, de alguna forma, nuestra información era presa de la plataforma utilizada.
El desarrollo de Internet trasladó a ese universo aplicaciones y contenidos a la Red. Hoy, cualquier equipo que tenga un navegador permite utilizar nuestras cuentas en Gmail, Facebok, Twitter y otros servicios (equivalentes a los programas de antaño), al tiempo que podremos acceder igualmente a los contenidos, como este diario, un video en YouTube o una foto en Flickr.
Los celulares tienen un modelo híbrido, donde si bien los programas son específicos de cada plataforma (Android, BlackBerry, iPhone, Windows Phone, etc.), son mayormente interfaces para acceder a datos y servicios que están en la Red. De esta forma, son accesibles independientemente del celular que utilicemos. No hay motivos entonces para que todos tengamos lo mismo. Hoy, la información no está atada a una sola plataforma, como sí pasó con las PC.
Hace bastante que las computadoras personales hacen básicamente lo mismo, pero más rápido. La segunda es que el modelo actual de los celulares es distinto al histórico de las PC. Cuando la carrera por la supremacía en sistemas operativos de PC tenía lugar, plataformas, aplicaciones y contenidos estaban muy interrelacionados. Un documento generado en un programa de un sistema operativo, por ejemplo Windows, no podía ser compartido fácilmente con alguien que tenía una Macintosh.
Aun dentro de una misma plataforma, cambiar de programa implicaba dificultades para acceder a los datos preexistentes. Así, los usuarios tendieron a utilizar todos lo mismo, en un modelo donde el ganador se quedaba con todo: exactamente lo que pasó con Microsoft, Windows y Office. Pero esto implicaba que, de alguna forma, nuestra información era presa de la plataforma utilizada.
El desarrollo de Internet trasladó a ese universo aplicaciones y contenidos a la Red. Hoy, cualquier equipo que tenga un navegador permite utilizar nuestras cuentas en Gmail, Facebok, Twitter y otros servicios (equivalentes a los programas de antaño), al tiempo que podremos acceder igualmente a los contenidos, como este diario, un video en YouTube o una foto en Flickr.
Los celulares tienen un modelo híbrido, donde si bien los programas son específicos de cada plataforma (Android, BlackBerry, iPhone, Windows Phone, etc.), son mayormente interfaces para acceder a datos y servicios que están en la Red. De esta forma, son accesibles independientemente del celular que utilicemos. No hay motivos entonces para que todos tengamos lo mismo. Hoy, la información no está atada a una sola plataforma, como sí pasó con las PC.
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