El cambio climático podría aumentar la exposición a enfermedades transmitidas por el agua procedente de los océanos, lagos y ecosistemas costeros, y el impacto se podría sentir dentro de 10 años, dijeron el sábado científicos estadounidenses en una conferencia en Washington.
Varios estudios han demostrado que los cambios provocados por el cambio climático hacen los ambientes marinos y de agua dulce más susceptibles a la proliferación de algas tóxicas, y permiten que los microbios y bacterias dañinas se multipliquen, indicaron investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
En una investigación, científicos de la NOAA hicieron modelos de océanos y climas para predecir el efecto en las floraciones de Alexandrium catenella, la tóxica "marea roja", que puede acumularse en los mariscos y causar síntomas como parálisis, e incluso resultar mortal para los humanos que comen los mariscos contaminados.
"Nuestras proyecciones indican que para finales del siglo XXI, las floraciones pueden comenzar hasta dos meses antes en el año y persistir durante un mes más tarde, en comparación con el período actual de julio a octubre", dijo Stephanie Moore, uno de los científicos que trabajó en el estudio.
Sin embargo, el impacto podría sentirse mucho antes del final de este siglo, ya en 2040, indicó la experta en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).
"Los cambios en la temporada de floración de las algas nocivas parece ser inminente. Esperamos un aumento significativo en Puget Sound (en la costa del estado norteamericano de Washington, donde se realizó el estudio) y ambientes similares en situación de riesgo dentro de los 30 años, posiblemente en la próxima década", dijo Moore.
En otro estudio, investigadores de la Universidad de Georgia encontraron que la arena del desierto, que contiene hierro, al ser depositada en los océanos estimula el crecimiento de Vibrios, un grupo de bacterias que pueden causar gastroenteritis y enfermedades infecciosas en los humanos.
La cantidad de arena con hierro depositada en el mar aumentó en los últimos 30 años, y se espera que siga aumentando, según los registros de precipitaciones en África occidental, que se están traduciendo en una desertificación.
Varios estudios han demostrado que los cambios provocados por el cambio climático hacen los ambientes marinos y de agua dulce más susceptibles a la proliferación de algas tóxicas, y permiten que los microbios y bacterias dañinas se multipliquen, indicaron investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
En una investigación, científicos de la NOAA hicieron modelos de océanos y climas para predecir el efecto en las floraciones de Alexandrium catenella, la tóxica "marea roja", que puede acumularse en los mariscos y causar síntomas como parálisis, e incluso resultar mortal para los humanos que comen los mariscos contaminados.
"Nuestras proyecciones indican que para finales del siglo XXI, las floraciones pueden comenzar hasta dos meses antes en el año y persistir durante un mes más tarde, en comparación con el período actual de julio a octubre", dijo Stephanie Moore, uno de los científicos que trabajó en el estudio.
Sin embargo, el impacto podría sentirse mucho antes del final de este siglo, ya en 2040, indicó la experta en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).
"Los cambios en la temporada de floración de las algas nocivas parece ser inminente. Esperamos un aumento significativo en Puget Sound (en la costa del estado norteamericano de Washington, donde se realizó el estudio) y ambientes similares en situación de riesgo dentro de los 30 años, posiblemente en la próxima década", dijo Moore.
En otro estudio, investigadores de la Universidad de Georgia encontraron que la arena del desierto, que contiene hierro, al ser depositada en los océanos estimula el crecimiento de Vibrios, un grupo de bacterias que pueden causar gastroenteritis y enfermedades infecciosas en los humanos.
La cantidad de arena con hierro depositada en el mar aumentó en los últimos 30 años, y se espera que siga aumentando, según los registros de precipitaciones en África occidental, que se están traduciendo en una desertificación.
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